Os escribimos hoy para mostraros un documento de video que teníamos guardado entre nuestros archivos desde hace unos meses. Os ponemos en antecedentes: una tarde cualquiera por una ciudad gallega (Ourense) de cañitas por la zona vieja, y repentinamente escuchas entre los muros y callejuelas estrechas un sonido de un bajo, una batería y ... otros instrumentos que no distingues con claridad ¿Un concierto de jazz en vivo en la calle? Pues tenemos que acercarnos que suena bien, qué digo bien, muy bien.
Cuando encuentras la plaza exacta en donde se celebra el evento, tus oídos y tus ojos parecen por primera vez en tu vida descoordinados, no puede ser, ¿como? ¡es un acordeón! ¡flipo! ¡pero si no suena a los acordeones que yo había escuchado en mi vida! Sigo alucinando con lo que veo, pero sobre todo con lo que oigo, ¡menuda pasada! Teníais que haberlo oído, sonaba todo tan musicalmente perfecto que costaba creer que hasta ahora todo lo que habías escuchado salir de un acordeón fuese tan básico e incluso vulgar. En esta ocasión en manos de Víctor Prieto el acordeón sonó espectacular y ante nuestros ojos le dio un vuelco a la historia de esta herramienta musical hasta ahora despreciada sin más, por no haberla oído sonar en las manos adecuadas. Todo lo que os digamos no será una crónica real, si no que sólo rozará el esbozo de lo que esa noche pudimos escuchar que, sin duda, quedará grabado en nuestra memoria para siempre. Y en cada calle que escuchemos un pasodoble con acordeón, nos reiremos como antes, pero esta vez siendo conscientes de que es el pobre instrumento el que ha caído en manos incautas e inexpertas. Ahora sabemos lo que puede dar de si. Un verdadero placer haber descubierto este arte, gracias Víctor, gracias.