sábado, 7 de septiembre de 2019

SIEMPRE ENTRE NOSOTROS

Un mes se va a cumplir desde que se fue. Es increíble lo relativa que es la medida del tiempo cuando nos fijamos en los distintos vaivenes de la vida. Va a cumplirse un mes de tu marcha y aún parece que no ha pasado ni un minuto desde la última vez que nos vimos (esa última copa; brindis por nosotros). Siempre con tu sonrisa, siempre con tu templanza, siempre con esa sensación de que estar contigo era estar con un amigo.
Hoy es el día de mi pequeño homenaje hacia ti. Es el momento de que te reconozca todo lo que nos has aportado a los que alguna vez nos hemos cruzado en tu vida. Es el momento que te debo, ese que no he podido darte antes porque la flaqueza ha podido conmigo. Es éste el momento que nunca habría imaginado, que nunca habría querido que llegase y que me cuesta a horrores admitir, pero es el momento Suso de despedirte en público, y duele mucho este momento.
No obstante, no me voy a centrar en mi dolor para esto. No. Voy a centrarme en tu energía y entusiasmo en cada etapa nueva de tu vida. Quiero recordar los años en los que trabajaste en el Mini Bar junto a tu amigo Xampol ¡Menudas noches en el Mini! Noches de trabajo si, pero noches de risas entre colegas y de grandes, grandísimos momentos en los que la noche se pasaba a gusto en tu compañía. Se difumina en mi memoria exactamente el día en el que pasaste de ser cliente a camarero y viceversa, ofreciéndome a mi tu relevo. Pero no se me borra de la mente tu sonrisa permanente y las ganas conjuntas de pasarlo bien, siempre entre colegas. Así era cada noche, cada tarde y cada instante compartido contigo.


Fuimos creciendo y nunca perdimos el contacto. Todo aquél que te haya conocido, reconocerá al instante que si algo te caracterizaba, era tu capacidad para reunir a toda clase de persona que te rodease en un mismo grupo. Somos muchísimos los que te conocimos y los que te disfrutamos. Somos muchísimas las personas de las que te rodeaste, y tan variadas que sabemos que lo único que nos unía a todos nosotros eras tú, nuestro nexo siempre dispuesto a tomar algo y pasar momentos de juerga y risas. Pero también momentos de seriedad e incluso de desahogo porque tú siempre estabas dispuesto a compartir tu tiempo con nosotros y eso también lo echaremos de menos. Tu tiempo, el que nos concediste Suso, es un regalo irrepetible e inolvidable. Único, tal y como eras tú.
No querría acabar con esto emocionada (y sin embargo, me cuesta) ni querría que quién lea estas líneas sienta pena. Quiero que las emociones se transformen y que te recordemos como eras, sin tópicos, un amigo para siempre, de los de siempre y como siempre, Suso, "o noso Susiño". Seguiremos brindando por ti y seguirás entre nosotros, a nuestra manera, con tu sonrisa en la memoria.
Carmen Sampedro Miranda.