Así
es como este pasado sábado nos desplazamos hasta la sala Memphis para ver a Los
Motores, conmemorando los cerca de treinta años del lanzamiento de su disco “Si
Quieres Un Amigo Cómprate un Perro”. En esta ocasión los de Vigo estaban
precedidos por Sartenazo Cerebral, a los que hace tiempo conocemos, pero que no habiamos visto en directo. Se trata un
grupo de Avilés que tocan punk rock con un formato, ante todo, divertido. Y en la Memphis nos ofrecieron
clásicos de su repertorio como “Aquarius, Spiz y Doritos” o "Nos vemos en NaBarra".
A
continuación aparecieron por el escenario Los Motores con muchas ganas, y poco
público. Fueron levantando el ambiente hasta crear esa atmósfera rockera en la
que se disfruta de una buena noche. Con canciones como “Nunca quise ser como tú”
o “Si quieres un migo, cómprate un perro” Los Motores nos demostraron porqué
llevan años sobre las tablas y porqué la Warner se ha interesado por ellos. El sonido de
la sala delataba la veteranía de los gallegos y éstos se mostraban cómplices y
a gusto con el público. Todo bien hasta que la noche dio un pequeño giro y
aparecieron en escena dos “artistas” inesperados enzarzados en una trifulca sin
pies ni cabeza y cayendo sobre el escenario cual cucarachas volteadas,
puramente Kafkiano. Un espectáculo lamentable y bochornoso de los que te deja
con la boca abierta un buen rato. Y si no, que se lo pregunten al bajista al
que desde ese mismo momento, le costó recuperarse de la incomprensión ante lo
que había ocurrido. No daba crédito, ni muchos de nosotros tampoco, por
supuesto.
Afortunadamente,
estas ganas de protagonismo y falta de autocontrol, quedarán como una simple anécdota,
ya que los músicos, del modo más profesional posible, hicieron alarde de su
templanza y retomaron tema y concierto tras los cinco minutos de desconcierto
inicial. Y de este modo, nos quedamos con las buenas vibraciones y con el buen
sonido de Los Motores.
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