viernes, 10 de mayo de 2019

TRISTEZA GALLEGA Y ESTATAL

Una vez más se nos congela la sangre. Un fin de semana más con tristeza por nuestras venas recordando los grandes momentos que Toñito nos brindó a lo largo de su trayectoria. Nos despertábamos con la noticia y se nos ralentizaban los latidos pues se nos iba un gran artista y una mejor persona.

Es duro echar la vista atrás y recordar todos los momentos que pudimos compartir con Toñito, siempre con su sonrisa y su cara de "pillo", delatando en todo momento que se trataba de una sensacional persona. Es duro recordar su actitud esquiva que sin embargo, sobre los escenarios, él mismo transformaba por completo para convertirse en el más grande y más potente portador de una voz inmensa que nos hacía vibrar, que nos ponía la piel de gallina y que movía a todo el que estuviese a unos metros de distancia cual onda expansiva, porque Toñito sobre todo, era potencia y vitalidad. Es duro recordar todas las actuaciones que vimos de él, recordar cómo no podíamos más que hablar maravillas de Toñito cantante y anécdotas de Toñito persona, porque es duro pensar que ya no podremos volver a disfrutarlo y eso es duro y doloroso por igual.

Recordamos la primera vez que nos visitó por el Mini Bar, pocas palabras, pero a la hora de probar ya nos dejó con la boca abierta. No necesitaba presentación alguna, era ver en cualquier cartel las palabras Riff Raff y se convertía en cita obligada para ver a un grande en acción. No importaba dónde fuese (Ferrol, A Coruña, Santiago, Lugo, Ribadeo, Lourenzá, Ferreira...), siempre sentíamos una fuerza centrífuga que nos llevaba hacia Toñito, epicentro de la banda y carisma inigualable sobre las tablas. No se nos ocurre persona más entrañable, dispuesta, profesional y por qué no, peculiar, como nuestro Toñito Pedreira. Se trataba de una persona que acababa los conciertos agotado y que nos dejaba sin aliento también a su público al terminar su actuación. Era sinónimo de descarga voltaica y nadie como él sabía meterse al público en el bolsillo, porque además de a tus oídos, Toñito siempre, siempre, llegaba a tu corazón, siempre transmitía más y extralimitaba su labor como vocalista hasta que te hacía sentir cómplice de un trabajo impecable y absolutamente único. Sencillamente inigualable. Un High Voltage de pura sangre.

Desde el Mini Bar queremos rendir nuestra más sentido homenaje a modo de recuerdo a Toñito que fuese como fuese, marcó nuestras vidas con sus dos "dones": lo especial que era su voz y lo auténtico que era como persona. Un abrazo enorme a su familia y amigos, especialmente a los miembros de Riff Raff. D.E.P.

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